Si todavía sabés como acurrucarte
cuando él te ofrece su cuerpo como cuchara…
Si todavía sabés como abrazarlo
cuando notás que necesita ese abrazo…
Si todavía sentís un remanso de paz
cuando su mano firme acaricia toda tu espalda
Si todavía te estremecés, (o sentís escalofríos)
cuando sus yemas te rozan como al pasar…
Si todavía preferís dejar el libro a un costado
cuando su palma se sumerge debajo de tu bombacha…
Si todavía el instinto te hace abrir las piernas
cuando sus dedos hurgan tu húmeda alma…
Si todavía arqueás la espalda
invitándolo a un abrazo más profundo…
Si todavía buscás bocanadas de aire puro que te inunden
cuando te besa el cuello…
Si todavía te mordés los labios,
cuando su saliva explora la cima de tus pechos…
Si todavía clavás uñas o retorsés almohadas
cuando te lleva al abismo deseado…
Entonces sí y solo sí
sabrás que es él, y sólo él, quien te de verdad te ama.
Si preferís darte media vuelta,
seguir leyendo,
o levantarte y tender la cama…
es mejor que abandones la historia,
para no mentirle más a quien más te desea,
para no herir a quien, con amor, de verdad te acompaña…
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