lunes, 11 de agosto de 2014

Las sobras el Rey



El Rey es así: Rey.  

 Y por ende no se anda fijando como salió todo, ni si sus mujeres quedaron satisfechas, si a alguna le duele algo..no, nada de eso...es Rey y listo. 
 Muchos podrán pensar en que esto es una historia de castillos y monarquías...pero no. 
Esta es la historia de uno de esos tipos que casi sin querer pasan del anonimato a la fama en un santiamén...bueno, a decir verdad un tiempo le llevó, pero sin grandes conocimientos llegó a amarrocar una gran fortuna. 
Y se hacía llamar el Rey. Era el Rey de Todas las Marcas: una concesionaria que arrancó reventando usados de mierda y poco a poco pasó a comercializar autos nuevos, nacionales o importados. 
Un emprendimiento que le salió redondo, gracias a algunos rasgos gitanos y turcos en su sangre. Mezcla explosiva para los números, si las hay. 
 Su apellido terminaba en Ian, como el de las alfombras (¿kalpakian?) o el del catch, que se había proclamado campeón del mundo porque sí, Martín Karadagián...pero no recuerdo su apellido exactamente...ya que todos le decían el Rey Ián. Y a el le encantaba. 

 Mucho no me los bancaba a los gitanos...en realidad a las gitanas...eso de "un cigarrito..." mendigando algo para fumar, o "te adivino el futuro, lindo..." me sacaba...miedo sería...no sé, pero si las veía, cruzaba de vereda... 
Y los turcos, más vale tenerlos lejos, porque te venden hasta a tu madre...o sea que las probabilidades que yo esté cerca de este Ián, eran de uno en un millón. 

 Pero pasó: la necesidad tiene cara de hijo de puta, y caí...si no agarraba laburar con el Rey, no tenía donde caerme muerto.  
Y debo reconocer que el tipo tenía su talento, su don...y nos caímos bien.

Él era un animal, bruto y bestia como un arado. No le importaba nada de lo que no lo incluyera. Soberbia que apareció a medida que su cuenta bancaria crecía y crecía... Aunque hay que reconocer que nos estimulaba bien: me llegué a convertir en el mejor vendedor del salón. Perdí todo tipo de pruritos gracias a él...le vendía cualquier cosa a cualquiera...un poco de culpa me daba, pero asumía que eran sus órdenes (porque lo eran) y se me pasaba. 

 El Rey Tenía varias mujeres...casi un harém, salvo que (creo) no las tenía a todas juntas. 
Repito: creo. 
Pero era terrible ver como las minas venían y lo buscaban...y él, cero onda romántica, cero caballero, hacía uso y abuso de semejantes regalos. Cogía...simplemente eso, permanentemente...era evidente que tenía algún otro atributo donde también parecía ser el Rey. 

Yo veía pasar mujeres de todo tipo: lindas, feas, gordas, flacas, jóvenes, viejas. Entraban cerca de las seis de la tarde, poco antes de cerrar. Ya las conocía a todas, porque ellas me elegían a mí para anunciarse. Digamos que yo si fui bastante educado y caballero y eso a toda mujer le gusta. Lo notaban y en vez de ir a decirle a cualquier otro vendedor del salón que habían llegado, me encaraban a mi

-Hola papi...¿le decís al Rey que llegué? Me está esperando...dale papi... 
 Yo las saludaba, y ya enseguida se acomodaban en los sillones del salón.  

Muchas venían pasadas de algo, de lo que podían, y a veces tan calientes que incluso me manoteaban el bulto mientras me hablaban.  
 El Rey siempre me obligaba a hacerlas esperar. Era ley que veinticinco minutos -mínimo- tenían que aguantarse sentadas. Yo pensaba que era de jodido nomás, hasta que un día me di cuenta: era el tiempo que necesitaba para que una pastilla que tomaba le hiciese efecto...recién ahí le gustaba recibirlas, en bolas y al palo, me imagino, como con un orgullo bien ordinario, pero eficiente... 
 Yo jamás de los jamases iba a meterme con ninguna de ellas. Era parte de mi trabajo recibirlas y después, cuando ya estaban en plena faena sexual, cerraba y me iba. Era un pacto no escrito, era un código que nunca iría a romper. 
 
Pero... 
 
Un jueves le tocaba a Gissele. El Rey la había llamado temprano para anunciarle que ella era la afortunada. Ián tenía ganas de una colorada y ella era la mas o menos colorada que tenía en su        "elenco". 
 Era muy loco, hasta acostumbrarme, escuchar su pedido, como quien llama al delivery. Me decía: "hoy ando con ganas de un tuco, un tuquito...¿tenemos una coloradita?"

Sabíamos los dos perfectamente que se refería a Gisele, pero le encantaba fanfarronear así, con estupideces de macho canchero. 
La verdad, no era una belleza descomunal pero transmitía lo suyo. 
Y yo tenía buena onda con la Gise... 
Digamos que era la más culta de todas. 
Había estado estudiando periodismo y le iba bien hasta que un turro que siempre aparece la embarazó y la dejó en la calle. 
Llegó a lo del Rey buscando trabajo, pero se encontró con la bestia caritativa que a cambio de servicios sexuales le solucionó la vida de ella y de su pequeño hijo... Doloroso, pero comprensible. Una Santiagueña que llegó con ansias y terminó con penas. 
Y era buena mina Gissele...de no mediar ese "convenio" me la hubiera encarado como amiga incluso...por eso nada de nada... 

 Y ya te dije...hasta que... 

Ese jueves se rumoreaba que algo con la plata, devaluación o ahorros en los bancos iba a pasar. 
No se muy bien que, porque como yo lo poco que tenía lo tenía encanutado, no le di bola. Pero eso hizo que ese día, desde temprano, mucha gente viniese con plata retirada de los cajeros ahí nomás para invertirla como sea. 
Y muchos se daban el gusto de un auto nuevo. 
Y listo.  
 Y dentro de las compradoras apareció Betty Ponce, la ex del conductor de la tele, Fernando Sacone, el del programa de los imitadores.  

Beatriz era realmente hermosa. El sueño de casi todos, sobre todo después de haber salido desnuda en una revista uruguaya, Escote, la misma semana que anunció su separación. 
Su cuerpo impactaba...calentaba, mejor dicho... 
Y venía con un bolso con mucha plata, producto de su reciente divorcio, para darse "el gusto de toda mi vida" tal cual me dijo a los gritos apenas entró, refiriéndose a un Mercedes Cabriolet recién llegadito de Alemania... 
Al Rey, al verla, se le cayeron hasta las medias...era la primera vez que tenía ahí, al alcance de la mano, a una leyenda sexual de los medios de comunicación. 
No sé bien que habrá pasado por su cabecita, pero entre cogérsela o usarla de trampolín para la fama de verdad, habrá dudado...las dos cosas lo desvelaban y no se le podía escapar una oportunidad así. 
Encima " Y mitá imitá" el boom del momento, no se lo perdía nunca, fantaseando que su versión del romántico Sergio Menendez lo iba a llevar al éxito. 

 Con todo esta perspectiva, Gissele hoy no jugaba... Era posta que el Rey tenía muchas cartas en su mano para no perder la partida...hasta era capaz de regalarle el Mercedes te digo...si lo conoceré... 

 Y ahí quedó una de las sobras del Rey... 

 -Ey! No me digas así...no soy una sobra che... 
-no, perdón...pero que él ni cuenta se da que sobrás...es duro, pero hoy te ignora...
No te digo que lo entiendas porque es una bestia, pero hoy, cero. 
-¿en serio me lo decís? Se siente horrible... Encima hoy si que venía con ganitas 
-pará Gissele, no me hagás el jueguito...sabés que conmigo no tenés chance...me agarra y me raja...o me mata... 
-ah, entonces es miedo, no es que no te gustaría... 
-aflojá...no seas guacha... 

Sus artimañas no eran nuevas. Como ya conté, onda había. O sea que... 

 -Mirá: nos vamos a casa. Si por casualidad se entera, tengo mucha razón para enojarme...me dejó por la mina de la tele...entonces me corresponde. 
-si, a vos podrá entenderte ¿pero a mi?  

 Mientras intentaba evadirla más me manoteaba. Hasta que ya no me defendí más y terminamos en un muy lindo beso. 

 -pero Gisse, él está con vos, le gusta con vos...es algo incómodo
-¿incómodo o te asquito? Pero es bueno que sepas dos cosas: una, que sé que no soy la única...me toca cada tanto...y dos... No, dejá, no hay dos...

Tomó distancia y bajó la cara.  
-¿que pasa? ¿Que era lo Dos? 
-nada..es que... nada.... 

 Tuve que insistirle mucho para que me cuente. En medio de un sollozo explicó: 

 -no puedo ser una puta. No puedo... Permanentemente lo pienso..digo que me pongo en el lugar de lo que hago y no se.... 
-a ver... No soy un experto en sicología femenina ni tampoco un santo... Puedo comprender que tu necesidad, por tu hijo, que se yo...gustar ponele que mucho no me guste, pero lo acepto...  
-no, no es eso... 
-¿cómo que no es eso? 
-el Rey jamás me cogió... 

Quedé mirándola perplejo. No era claro, aunque fue clarita. ¿Como que nunca cogieron? ¿El rey tenía un atisbo de respeto para con una mujer? Imposible! 
Siguió llorando y entonces le acepté la invitación hasta su casa, que quedaba a un par de estaciones de subte del local.

Era raro. Estaba tomando un té con una de las minas de mi jefe. En su casa. 

Solos. 

El tema era intrigante. ¿Acaso ella es un tipo y...? No...las tetas que asomaron de su blusa mientras se agachó a buscar las galletitas son de mina. Indudable. Bueno...uno nunca sabe. Pero si...Giselle es mina. 
Estoy seguro. 
 Empecé para no hacerlo muy largo, a romper con el hielo: 

 -Bueno, contame...se me hace difícil entender...no quiero decir que vos.... 
-No, ya sé...no hace falta que digas nada...yo voy allá para coger, obvio...todo bien...mirá si me voy a ofender por eso...como todas las otras...y el Rey, así como es, que se yo, es bestia pero atrapa...tiene algo 
-¡Guita! Repito: sin ofender. 
-Si, si...lo de la guita y como la suelta también, no puedo ser tan falsa... Pero seduce con su torpeza...y si! Las minas somos raras...no es novedad. 
-Ya veo, pero si nunca cogieron... 
-Mirá...yo nunca estuve ciento por ciento de acuerdo con hacer esto en la vida. Me hubieses visto y te dabas cuenta. Me hago la trolita, me gusta un buen polvo, pero puta-puta no me va... Entonces la primera vez que estuvimos solos, con los nervios y eso, no me tocó...la segunda le lloré no sé bien porqué...y la tercera, la tercera vi que venía zafando y no. 
-¡El tipo no se la bancó más! Obvio! 
-Me agarró mal, y a punto de metérmela a la fuerza, exploté. Se pudrió todo. No sabés el quilombo que hizo. Fue acá, y se enteró todo el barrio, creo. 
-Si, creo que me acuerdo. Fue ese día que viniste muy loca, al medio día...que no te frenaba ni con quince tipos. 
-¡Esa vez! En realidad eso fue al día siguiente, después de no poder pegar un ojo en toda la noche. Pensé que me mandaba a matar o algo así. Tuve miedo de hacerle el desplante. El Rey también asusta cuando se pone enceguesido. Se le llenan los ojos de sangre....  
-Pero ¿me parece a mi o después todo bien?...¿no? 
-Nos vimos esa noche, de nuevo. Si. Todo bien...bueno...no...si y no... 
-Explicate.
-Esa noche le dije que no podía tener sexo con él porque me habían violado. Y que ahí quedé embarazada. Que si me tocaban me dolía la concha y el alma, que me daba impresión sentir una pija por ahí, que me entendise y que se yo que otra verdura, como para ganar tiempo...y te juro: quería conseguir tiempo hasta tener un laburo en serio y no depender más de esa guita...te garantizo que es una mierda no tener un mango y un hijo a cargo...eso que dicen que una madre hace cualquier cosa por su hijo, es así...¡la puta si es así!  
-¡Justo puta decís! Ja...uy, disculpame, me salió..desubicadísimo el tipo...perdón. 
-Sos un boludón, jajaja...todo bien... 
-Dale...lo que sigo sin entender es como seguís...¿te adoptó como hija acaso? 
-Jaja, no, nada que ver...yo no cojo, pero el cree que sí... 
-¿Mmmmm? 
-Tanto insistía e insistía que quería meterme su salchichón primavera 
-ah...él Rey llama así a su cosa- que... 
-¿¿Salchichón Primavera?? Un tanto soberbión....¿o no? 
-Eso no importa ahora... Que me dijo que si no podía por la concha, que le entregue el orto... 
-¿Un salchichón por el culo? ay mamita...eso debe doler.... 
-Bueno, ya está con lo del salchichón, cortala...y si...era gorda...¿ok?
Entonces no tuve más remedio...y dio la cosa que me pongo un cuatro esperando el desgarramiento...y ahí se me ocurrió! 
-Esto se pone bueno... 
-Como está medio panzón no se la ve, y después de frotarme el clítoris un cacho y empezar a chorrear agarro y lo aprieto con alma y vida entre las dos piernas. Él no dura mucho y acaba rápido. Yo grito como una loca un poco. Me acaricio para, al menos, sentir algo lindo y cae como bolsa de papas. Después lo lleno de elogios y puteadas y se va recontento. 
-Me dejás sin palabras. ¿No se da cuenta? Mirá que tiene un humor de mierda...se aviva y te mata...
-Va más de un año. Lo complicado es limpiarme rápido, porque el cree que me acaba adentro, entonces me paro rápido así piensa que chorreo mares por lo que se me sale del culo...y otra sábana al lavarropas... 

 Su confesión me dejó sentimientos encontrados. Pensé que era una genia y una turra. Me puse en el lugar del Rey y me dio pena. Como hombre, ser cagado así, me incomodaba, tenía herida ajena, pero por lo prepotente del turco, me encantaba que una mina con habilidad lo cague...  

 Después del relato hubo un silencio lleno de pensamientos. Nos mirábamos. Ella terminaba las galletitas que había puesto en el plato y yo jugaba con una manzana de plástico de un espantoso centro de mesa... 

 -Bueno...decime algo...¿está mal lo que hago? Yo no quiero que me coja cualquiera...y el se va feliz...me sigue ayudando, y todos contentos... 
-Si, si...visto así... 
-¿Cómo "visto así"? 

 Temí embarrarla. Estuve a punto de decir lo que no debía y que ella derrumbara su confianza en mi. Y seguramente se imaginaba que yo iría con el cuento al Rey, para chuparle las medias. Ni en pedo yo haría eso...no es cuestión de códigos ni nada...no se me ocurriría...no es mi amigo...
Además, si el tipo está bien ¿para que? 

 -Decía que visto así... si....que si...que está ok 

No sé si le satisfizo, pero no supe bien que decir. Igual su mirada ya era otra. Venía ocultando cierta culpa y yo aparecí como para alivianarla. 

Se levantó y me abrazó por detrás. Yo seguía sentado jugando con la manzanita plástica. Sentir un beso suyo en el cuello me erizó. Se fue acomodando hasta sentarse sobre mis piernas. 
El beso no tardó en llegar.

Tenía labios fríos. Finos y fríos. Al contacto de mi lengua con la suya se estremeció. Era lindo sentir como hurgaba con los pelos de mi nuca mientras me besaba.  
Luego tomó mi mano y la deslizó debajo de la blusa. El pezón floreció casi pinchándome la palma. Pezón importante, de los que uno se imagina apretar entre los dientes y empujar deliciosamente con la lengua hacia afuera. Daba muchas ganas. Había cerrado los ojos mientras yo ahora lo giraba como si perilla de dial de una radio fuese...ese pellizco de ida y vuelta la hizo gemir. 
Y morderse los labios con fuerza.

Siempre ese gesto me excitaba muchísimo. 
Desde adolescente, ver una mujer haciéndolo generaba un bombeo automático a mi pija. 
Y ella lo sintió en su cola. Abrió los ojos y sonrió. 

 -Me parece que hay un salchichón en tu pantalón, o un grisín -dijo con malicia- 
-Quedamos en no hablar más de eso. Encima ahora,nunca más, podré tener "eso" en mis picadas...me da impresión. 

 Giselle se levantó para agacharse y bajarme el cierre del pantalón. Cuando sacó un miembro en estado de claro crecimiento rió y me miró para decir algo. La frené a punto de que abriera la boca. 

-Nada de comparaciones, ni de ponerle nombres...¿puede ser? 

Dudó. 
Pero aceptó.  
 Me hizo una felatio increíble. Su ritmo era perfecto. Sin dudas era clarísimo que algunas saben hacerlo maravillosamente y otras no. Ella debería dar cursos.

Por todo lo relatado no sabía si correspondía pedir más, si lo de la violación había sido cierto, si por el orto le dolía... Pero moría de ganas de poseerla.  

 -¿Y papi? ¿Esto queda acá? -me desafió- 

La levanté con mis brazos y la llevé hasta su cama. Era mínima, con una cuna a un lado. Ahí, recién ahí, recordé lo de su hijo.  

 -No está...se lo llevó mi hermana a Santiago. Ella tiene siete...uno más ni lo nota. Lo que pasa es que pensé en volverme...eso es otra historia...estoy pensando en eso... 

 Acurrucados en una cama simple nos fuimos desnudando en medio de risas. Casi me caí al suelo en uno de los movimientos para sacarme las medias. Ella no tenía ropa interior. Así le gustaba al Rey. Al levantarle la pollera y dejársela en la cintura su concha quedó ante mi. Hermosa cadera, y con labios vaginales tan finos como los de su boca. Hundí un dedo y el resoplo más hermoso que puede generar una mujer inundó el espacio. Era delicioso para ambos escuchar el ruido de fluídos chocando en mis dedos. No hablamos. Alternativamente nos mordisqueábamos los labios. Su mano me pajeaba a un buen ritmo.  

Y el morbo puede más 

 -Quiero por la cola -le pedí- 
-Tiene dueño -contestó riendo y con mucha ironía, haciéndose la difícil- 

Se dio vuelta y pensé: el rey es el rey. No es ningún boludo. Su plan B pintaba hasta mejor que el A. Ella se separó ambas nalgas con sus manos y me mostró que aquel agujero arrugadito de su ano estaba para cualquier cosa: primero dejé caer saliva para hacerlo brillar y facilitar la entrada de mi dedo índice. Quejidos leves que acompañaban, seguramente, dientes mordiendo labios, una vez más. 
Y una vez más mi poronga latiendo... 
Luego di turno a mi boca y lengua.... Se estremeció toda. Fui con mi mano hasta su clítoris para duplicar placeres. No sé si en realidad disfrutan del doble, pero mi cabecita dice eso y me hace sentir más generoso...su mano se sumó a la mía, agarrandose los labios para estirarlos con fuerza. Y mientras yo hacía con un dedo en su punto rojo el mismo movimiento que el de la lengua en su ano, ella introducía dos dedos en lo profundo de su concha. 
Tuvo un orgasmo impresionante. Sacó afuera vaya a saber que. Quedó tendida de la cintura para arriba, apoyando como desvanecida la cabeza sobre la almohada. 
El culo seguía allí, firme y en pie. Esperando mi turno. 

-Ahora es mi momento. No vas a...nada...no dije nada... 

 No sé si me escuchó o me ignoró. Y un poco desconfiado que soy miré específicamente como mi verga entraba en ella por allí. Temía hacerle doler, por eso fui muy delicado de entrada. Con saliva de sobra, el meta y ponga se hizo muy llevadero. Ella seguía gimiendo. Mantenía dedos en el agujero de adelante. 
Y yo estaba en un sueño.  
Fueron varias embestidas, todas deliciosas. 
Acabé temblando y gritando como nunca, sintiendo mi pija muy apretada. 
Pensé y reí... 

-¿Que te causa gracia? ¿Siempre te reís después de coger? 
-Jaja, no, nada... Coger siempre me da hambre...pensé en un Cinzano, en una picada... 
-¡Pero sin Sachichón primavera! 
-¡Exacto! -respondí sonriendo- 
-Mirá, si querés y para homenajearte a vos, me visto y voy a comprar chizitos, jajaja.... 
-¿Ves? Esto me pasa por quedarme con las sobras del Rey... Es lo que siempre digo: todas las minas son unas hijas de puta... 
Todas saben como cagarte para salirse con la suya... 


 Jorge Laplume

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